sábado, 12 de septiembre de 2009

Era dulcinea la voz que escuché aquella noche. No le preste atención cuando me decía que a la felicidad hay que aferrarse, por que de aire esta hecha. Deberás crecer, sabiendo reír y llorar. Primero date vuelta, para ver quien esta en tu mundo, por que no puede ser una canción sin melodía.
Jugando a ser Dios con muñecas, aprendes que el juego también tiene sus cosas. Estarás bien si logras encontrar el sol a través de los barrotes de tu ventana. No olvides, que la vida es una rutina, que a nosotros nos toca cambiar. Que tenemos que aprender a mirar la realidad donde nadie la ve. El problema no es encontrar la llave, el problema es que no la quieras usar.
Apaga la luz con la que crees me iluminas, yo no seré tu alumno. No esta vez. Me iré con el susurro de una vida antigua, con esa voz dulcinea y el recuerdo cuando cierre los ojos.
Mas que el olvido, lo que nos aterra es que nos recuerden mal.



[Los amo, lo saben]

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